Desde sus orígenes, el ser humano ha ido evolucionando en búsqueda del máximo confort posible para defenderse de las inclemencias climáticas del exterior. Por ello, ha buscado la manera de cubrir su cuerpo con ropajes para defenderse del frío o de construir refugios en los que protegerse tanto del viento, del frío y de la lluvia en invierno como de las altas temperaturas y de la incidencia de los rayos solares durante el verano. 

Con esta intención, primero se habitaron cuevas y luego se empezaron a construir pequeños refugios usando los materiales que se podían encontrar en el entorno natural. Sin embargo, el ser humano ha ido aprendiendo a perfeccionar sus técnicas y a sofisticar los espacios en los que ha habitado a lo largo de las distintas épocas. 

Por ello hoy en día disfrutamos de hogares confortables que cubren prácticamente todas nuestras necesidades, divididos en distintos departamentos o habitaciones, como el dormitorio, el comedor, el cuarto de baño, la cocina o el salón. Es decir, con la evolución de la técnica y de la tecnología que ha ido paralela al desarrollo de nuestras sociedades, hemos logrado unos niveles de comodidad y confort nunca vistos en la historia.

Y estos niveles de confort no se podrían haber logrado sin los distintos sistemas de calefacción, climatización y refrigeración que encontramos, prácticamente, en la totalidad de las viviendas y su inicio también tuvo lugar miles de años atrás, con el descubrimiento del fuego para poder entrar en calor.

Por ello, hoy en día, disfrutamos de una amplia variedad de sistemas de climatización para controlar los niveles de temperatura de los distintos espacios del hogar. Sistemas como el suelo radiante y refrescante o el aire acondicionado nos permiten disfrutar de un confort térmico sin precedentes. Ya que se combinan con otros tipos de técnicas avanzadas que permiten regular a conveniencia la temperatura de las distintas zonas de una vivienda.

¿Qué es el suelo radiante y cuáles son sus ventajas e inconvenientes?

Hemos nombrado que el suelo radiante es uno de los sistemas de climatización que más se suelen instalar en la actualidad en todo tipo de viviendas. Es un sistema que se basa en proporcionar tanto calefacción en invierno como refrigeración en verano y que se instala bajo el suelo de la vivienda, por lo que queda totalmente integrado o mimetizado con el entorno mientras cumple su función. 

Técnicamente, consiste en un circuito de tuberías que se instala bajo el suelo de las distintas estancias de la vivienda y que, normalmente funciona con agua caliente o fría que proviene de una caldera o de una bomba de calor reversible. También existen otros tipos de suelos radiantes que funcionan con electricidad, pero estos únicamente proporcionan calefacción, no refrigeración. 

Así pues, se construye este sistema de tuberías y se recubre de una capa de cemento, que cumple la función de transmitir la temperatura al ambiente de las distintas estancias del hogar. En este sentido es un sistema muy eficiente, ya que, permite aclimatar las habitaciones de manera uniforme sin desperdiciar energía. 

Ventajas y desventajas del suelo radiante

Por lo que hemos comentado en el apartado anterior, este sistema de climatización por suelo radiante permite mantener una temperatura de confort a lo largo de todo el año sin desperdiciar el calor en invierno. Además, lo hace de una forma eficiente, ya que su consumo energético, si se usa junto a una bomba de calor, es bastante reducido, por lo que te ayudará a ahorrar bastante dinero en la factura de la luz mes a mes.

Asimismo, el suelo radiante es un sistema de climatización que no requiere, en sí mismo, una gran inversión en su instalación. El único inconveniente que encontramos es que, normalmente, su instalación debe hacerse justo cuando se está reformando una vivienda o cuando esta está en construcción. Ya que, de lo contrario, te obliga a hacer una obra importante para levantar todo el suelo de la vivienda para instalar debajo la red de tuberías.  

Otro inconveniente radica en que el suelo radiante debe estar constantemente encendido, ya que tarda bastante tiempo en alcanzar la temperatura ideal. Sin embargo, como su consumo es bastante reducido, no supone un consumo extra de energía ni un consumo importante en la factura de la luz. 

¿Qué es el aire acondicionado y cuáles son sus ventajas y desventajas?

El aire acondicionado es otro de los sistemas de climatización más utilizados en la mayoría de los hogares y de los locales, junto con los sistemas de suelo radiante y de aerotermia. Contrariamente a lo que muchas personas piensan, el aire acondicionado no introduce aire frío dentro de un espacio interior, sino que se encarga de extraer el calor del aire de la estancia y lo expulsa hacia el exterior gracias al uso de una bomba de calor.

Gracias a esto, el aire acondicionado consigue crear unas condiciones de temperatura, humedad y presión determinadas, por lo que se puede utilizar para refrigerar en verano y para elevar la temperatura en invierno. Pero tampoco hay que olvidar que mueven el aire y ayudan en el proceso de ventilación de espacios cerrados interiores. 

En cuanto a su funcionamiento técnico, el sistema de climatización de aire acondicionado suele utilizar un evaporador, que se encarga de absorber el aire caliente de la estancia y transmite el calor al líquido refrigerante que contiene el sistema y lo devuelve a la habitación utilizando un ventilador mientras el líquido refrigerante se evapora y pasa a estado gaseoso.

Entonces, este gas es recogido gracias al aumento de presión que proporciona un compresor para que se caliente más y llegue hasta un condensador, en el que se produce un intercambio de calor ya con el aire del exterior, enfriando el gas en el proceso, que regresa a su estado líquido.

Por último, el líquido refrigerante disminuye su presión y su temperatura gracias a una válvula de expansión para volver a la temperatura perfecta para poder llegar al evaporador y volver a absorber el calor del aire de la estancia. Este es un proceso que se repite cíclicamente. 

Ventajas del uso del aire acondicionado 

Como hemos comentado en el apartado del suelo radiante, el aire acondicionado también tiene la ventaja de proporcionar tanto aire frío como aire caliente. Además, permiten controlar la humedad del ambiente y reducirla gracias al uso de un deshumidificador. 

Asimismo, se encarga de proporcionar ventilación a los espacios interiores donde se instala, por lo que ayuda a hacer circular el aire y que este se renueve constantemente. Otra de las ventajas se encuentra en que es capaz de aclimatar cualquier espacio interior fácilmente, pero también es cierto que no calienta los espacios de manera totalmente uniforme, como sí lo hace el sistema de suelo radiante. 

Como desventajas encontramos, por un lado, que, al eliminar la humedad del ambiente, pueden resecar la piel y las mucosas de las personas que se encuentran dentro de la estancia, así como nos exponemos a hongos y bacterias debido al mal mantenimiento del aparato. Por otro lado, también es cierto que es un sistema que puede consumir bastante más electricidad, por lo que es conveniente combinarlo con un sistema de aerotermia o elegir la opción que sea eficientemente energética más adecuada. 

Además, existen multitud de tipos y sistemas de aire acondicionado. Aunque los más comunes son los de tipo Split y Multisplit, actualmente tiene una gran demanda el aire acondicionado por conductos, también conocido como “zonificación”. Este permite controlar de manera independiente la temperatura de las distintas estancias del hogar. 

¿Es mejor el suelo radiante o el aire acondicionado?

Para encontrar la respuesta a la pregunta de si es mejor el suelo radiante y refrescante o el aire acondicionado, deberás sopesar los pros y los contras de cada una de las dos alternativas. 

Por ejemplo, la primera opción es de bajo consumo, utiliza energías renovables, no ocupa espacio, ya que se sitúa bajo el suelo de la vivienda, puede generar frío o calor y produce una mayor sensación de confort, al distribuir la temperatura de manera uniforme en las estancias del hogar. 

Sin embargo, el suelo radiante es un sistema que suele requerir una inversión inicial, que, aunque no es muy elevada, puede ser difícil de afrontar de golpe, así como su mantenimiento es más complicado. Ya que, de producirse una avería, se debe volver a levantar el suelo y obrar para repararla.

Por otro lado, el aire acondicionado permite controlar la temperatura de las estancias en su versión zonificada, además de permitir la circulación constante del aire y reducir los niveles de humedad ambiental. También hay que decir que es un sistema más económico y su mantenimiento no es demasiado costoso. 

Sin embargo, puede producir cambios bruscos en la temperatura y resecar las mucosas, así como su mal mantenimiento nos puede exponer a alergias, hongos o bacterias. Asimismo, la distribución de la temperatura no se hace de manera tan uniforme, por lo que es un sistema menos confortable que el suelo radiante. 

Así pues, cada uno de los sistemas son de gran calidad y permiten un confort térmico sin precedentes en la historia de la humanidad. Por ello, debes sopesar sus ventajas y desventajas antes de tomar la decisión de instalar uno u otro sistema de climatización en tu hogar.