Se entiende por eficiencia energética el uso eficiente que se hace de la energía. Las consecuencias de hacer un uso más eficiente y responsable de la misma tienen un impacto positivo en el entorno natural, ya que se producen menos residuos y la energía puede ser reutilizada para otros fines, combatiendo el agotamiento de los recursos naturales del planeta y fomentando su redistribución para que sea más justa y equitativa.

Cómo saber si un aparato es energéticamente eficiente

Para decir que un determinado dispositivo es energéticamente eficiente, deben confluir dos hechos: que requiera menos cantidad de recursos para funcionar a pleno rendimiento, y que los recursos que utilice sean aprovechados de mejor manera. Esta medición queda plasmada en el archiconocido certificado de eficiencia energética que cada dispositivo debe incluir para informar al consumidor de su nivel de eficiencia energética y pueda hacerse una idea del gasto que se puede derivar de su uso.

En esta coyuntura, comparar el precio del dispositivo con su nivel de eficiencia energética reconocida es fundamental para establecer una relación calidad/precio y reflexionar acerca de la idoneidad de cada propuesta. Por norma general, un aparato más eficiente desde el punto de vista energético suele ser más caro, dado que se supone que es tecnología puntera la que permite que se lleve a cabo ese mejor aprovechamiento de la energía.

Para saber si un aparato es eficiente desde el punto de vista de la gestión energética, es fundamental echar un vistazo a la correspondiente etiqueta de eficiencia energética que cada dispositivo y electrodoméstico debe incorporar. Verás que cada una de ellas cuenta con una clasificación piramidal que va desde la A hasta la G, siendo la A el nivel máximo de eficiencia y el G el menos eficiente.

Con el paso del tiempo, ha sido cada vez más habitual comprobar cómo estos niveles se han ido ampliando, existiendo en la actualidad dispositivos con un nivel de A+ o A++ en su etiqueta de eficiencia energética.

Ventajas de que un electrodoméstico sea energéticamente eficiente

Más allá de las inmediatas consecuencias económicas, existe toda una serie de ventajas asociadas a la eficiencia energética de la vivienda y al mejor aprovechamiento de los recursos. Para empezar, el gasto es mucho menor, lo que hace que tanto hogares como empresas paguen menos en las facturas de la luz. Pero el mejor uso que se le dan a los recursos energéticos también repercute positivamente en el propio electrodoméstico, que puede ver alargada su vida útil al estar sometido a una menor cantidad de estrés por un uso continuado.

Alcanzar un nivel óptimo de eficiencia energética en los electrodomésticos del hogar ha sido para los fabricantes una prioridad durante años, sobre todo en materia de seguridad: evitar los sobrecalentamientos y otras consecuencias del gasto energético sobredimensionado hace que el electrodoméstico sea más seguro para todos los integrantes de la familia y para la integridad del propio hogar.

Además, al aprovechar mejor la energía y requerir de menos recursos para funcionar se combate la explotación de recursos y se reduce la emisión de los gases de efecto invernadero.

Todo ello hace que la eficiencia energética de los electrodomésticos sea una prioridad para una cantidad cada vez mayor de consumidores, que buscan ahorrar en la factura de la luz al tiempo que refuerzan su compromiso con la sostenibilidad medioambiental. 

¿Cómo se calcula la eficiencia energética de un dispositivo electrónico?

La señal incluida en un certificado de eficiencia energética está determinada por el resultado obtenido a partir de una serie de cálculos que se llevan a cabo utilizando la que es, a día de hoy, la principal herramienta para cuantificar el nivel de eficiencia de un dispositivo electrónico: la Norma ISO 50001, un estándar que también es utilizado por el International Performance Measurement and Verification Protocol.

Para determinar la eficiencia energética de una vivienda se tiene en cuenta el consumo medio diario en una ventana de tiempo concreta, teniendo en cuenta el tiempo que permanecen encendidos los dispositivos. Así, el certificado de eficiencia energética mostrará un nivel u otro en función de distintos parámetros de su consumo.

Ejemplos de dispositivos electrónicos energéticamente eficientes

Para decir que la eficiencia energética de una vivienda es alta, al menos tres electrodomésticos deben tener una etiqueta de eficiencia energética con señales en algunas de las franjas verdes: A, B o C. La lavadora, el frigorífico y el extractor de humos son tres electrodomésticos de uso diario que pueden presentar un sello favorable en este sentido.

Sin embargo, no conviene dejarlo todo en manos de la gestión de los recursos que hacen las máquinas: hay acciones que también dependen de nosotros. A continuación, te damos un ejemplo claro de una clase de gestos que se pueden realizar de manera individual en pro de la eficiencia energética en el hogar.

Siempre pensamos en la luz cuando hablamos de un consumo eficiente de los recursos, pero el agua es uno elemental que también puede determinar la capacidad de un dispositivo de ser eficiente desde el punto de vista energético. Y, sí: hablamos de las lavadoras.

Por muy verde que sea el sello de eficiencia energética de estos electrodomésticos, si una lavadora se utiliza con poca ropa, el consumo de agua se puede disparar, aumentando el coste en la factura pese a que la gestión de los recursos eléctricos sea más eficiente. Por tanto, es fundamental que el uso que se haga de estos aparatos sea el adecuado y que se haga uso del sentido común para que la inversión merezca la pena.

El de la lavadora es solo uno de los muchos ejemplos de cómo funciona la eficiencia energética en el hogar, ya que la situación es extrapolable a otro tipo de dispositivos electrónicos de uso diario presentes en los hogares.