Durante las últimas décadas hemos visto cómo las nuevas tecnologías se han instalado en, prácticamente, todas las áreas de nuestra vida, incluyendo la climatización de nuestros hogares y edificios. De esta manera, los antiguos métodos de calefacción, como chimeneas, estufas de leña, de gas y eléctricas e incluso los ventiladores han quedado atrás y han dado paso a los sistemas de climatización para todo tipo de espacios interiores, como, por ejemplo, el aire acondicionado, el suelo radiante o la aerotermia.

Entre ellos, por supuesto, destacan los sistemas de climatización centralizados, que nos permiten mantener una temperatura adecuada en todas las estancias de manera eficiente. Son de gran utilidad y nos permiten disfrutar de unos niveles de confort altísimos en nuestras viviendas y lugares de trabajo. Por este motivo, en este artículo, nos vamos a centrar en explicar qué son estos sistemas de climatización centralizados y cómo funcionan. Sigue leyendo si quieres conocer más datos al respecto.

¿Qué son los sistemas de climatización centralizada?

Un sistema de climatización centralizado es aquel que, pese a que cuenta con una única unidad central, se encarga de proporcionar calefacción, refrigeración y ventilación a todas las habitaciones de una vivienda, edificio o de una gran superficie. Esto se debe a que utiliza una red de conductos —o cables—, que suelen quedar ocultos bajo un falso techo y que distribuyen el aire de manera eficiente. 

Gracias a ello, permiten un control absoluto de las condiciones de temperatura de cada una de las estancias o ambientes. Esta unidad central se encuentra en el exterior del edificio, y normalmente se suele instalar en la azotea o en la fachada del mismo. Este tipo de instalación de climatización se suele utilizar en edificios de gran tamaño, en empresas y en oficinas, aunque, en la actualidad, ya se utilizan en viviendas particulares y proporcionan grandes resultados. 

Además, estos se pueden clasificar en dos tipos de sistemas de climatización centralizada: de aire y de agua —podríamos añadir los eléctricos, pero estos únicamente proporcionan calefacción, así que no vamos a hablar de ellos aquí—. Los sistemas de aire utilizan conductos para ajustar la temperatura a nuestras necesidades, como, por ejemplo, el aire acondicionado por conductos. Por su parte, también existen otros sistemas que utilizan tuberías para distribuir agua fría o caliente, la cual se encarga de regular la temperatura del ambiente con la aplicación de otros métodos de climatización, como la aerotermia, los radiadores y, por supuesto, el suelo radiante. 

¿Cómo funciona un sistema de climatización centralizado?

Los sistemas de climatización centralizados funcionan a través de tres componentes principales: la unidad exterior, el sistema de conductos y las unidades interiores o las rejillas de ventilación, que pueden contar con un termostato que permite regular la temperatura de cada estancia de manera independiente. 

La unidad exterior es un aparato que se encarga de generar la energía necesaria para que el sistema funcione. Puede proporcionar tanto calefacción como refrigeración si viene equipado con una bomba de calor reversible. Asimismo, como hemos comentado más arriba, se debe instalar en el exterior de la vivienda, al lado de la ventana, en el balcón, en el jardín, en la terraza o en la azotea, dependiendo de la disponibilidad de espacio. 

Por su parte, el sistema de conductos es, por así decirlo, la red que conecta la unidad exterior con las diferentes habitaciones o estancias interiores. Estos conductos pueden ser flexibles o rígidos, dependiendo del tipo de materiales que utilicemos. Su función principal, por lo tanto, es distribuir la temperatura para garantizar el confort térmico en cada estancia. Los de aire, además también se encargan de recoger el aire a través de las unidades interiores y lo expulsan al exterior para proporcionar la renovación del mismo.

Además, las unidades interiores y las rejillas de ventilación se encargan de hacer llegar la temperatura de confort a cada estancia. Estas unidades pueden ser de diferentes tipos, como rejillas de pared, en el suelo o en el techo, pero también pueden ser unidades interiores conectadas directamente al aparato del exterior.  Por lo tanto, es probable que tengamos un termostato que permita regular la temperatura y la dirección del flujo de aire, lo cual permite un mayor control de la temperatura del ambiente en la climatización centralizada para una vivienda o lugar de trabajo.

Ventajas de los sistemas de climatización centralizada

Entre las principales ventajas de los sistemas de climatización centralizada, podemos destacar, por supuesto, la posibilidad de controlar la temperatura en todas las estancias de manera totalmente independiente. Gracias a ello, puedes establecer diferentes temperaturas para cada estancia. Esto permite que cada persona que se encuentre en una habitación pueda regular la temperatura a través de distintos métodos, como la regulación del flujo de aire en las rejillas o de líquido refrigerante en los radiadores o en el suelo radiante

Así pues, los sistemas de climatización centralizada para viviendas y todo tipo de espacios son energéticamente eficientes. Gracias a ello, es posible  reducir el consumo de energía al no necesitar encender diferentes sistemas de climatización en cada habitación. Por lo tanto, es más ecológico y económico que otros métodos, ya que pagarás menos dinero en la factura de la luz a fin de mes. 

Además, los sistemas que funcionan por distribución de aire también garantizan una distribución homogénea de la temperatura en todas las habitaciones. Por este motivo, resultan especialmente útiles en edificios o viviendas de gran tamaño, ya que no requieren del uso múltiples unidades exteriores, por lo que, además de ahorrar energía y dinero, permiten ganar espacio en el interior de la vivienda. 

Desventajas de los sistemas de climatización centralizada

Al igual que existen ventajas, también existen algunas desventajas en el uso de sistemas de climatización centralizada. En primer lugar, podemos decir que su instalación puede ser más costosa y compleja que la de los sistemas individuales. Esto se debe a que se debe realizar una buena planificación y suele implicar la realización de obras en el edificio o en la vivienda para albergar los conductos. 

Del mismo modo, un fallo en la unidad exterior también puede afectar a todo el sistema, lo que puede suponer un gran inconveniente, ya que no podremos disfrutar de sus múltiples ventajas hasta que no llamemos a un técnico que repare el sistema de climatización. Por último, podemos decir que su instalación también suele requerir de una mayor inversión inicial. Sin embargo, lo que es una desventaja se puede convertir en una ventaja, ya que, al ser un sistema de alta eficiencia energética, te permitirá ahorrar mucho dinero en la factura de la luz mes a mes, lo que permite amortizar esta inversión a medio plazo y, a partir de entonces, disfrutar del ahorro. 

En conclusión, podemos decir que los sistemas de climatización centralizada son una excelente opción si queremos disfrutar un ambiente agradable y confortable en una vivienda o edificio de gran tamaño. Sus ventajas permiten un mayor control y eficiencia en el consumo energético, por lo que podemos considerarlos, sin duda alguna una gran inversión que nos aporta comodidad y bienestar a medio y largo plazo, además del confort térmico del que nos permiten disfrutar desde el momento en que ponemos en marcha la climatización centralizada.